Duerme tranquilamente


Un ser de ciencia que encontré una vez, se dignó a contarme la verdad acerca de las pesadillas. Me contó que toda criatura capaz de sueño es capaz de terrores, salvo una. Ésta, cuyo nombre no me atreveré nunca a revelar, no puede sufrir en sus sueños, porque sufre en los tuyos.

Cumple tus deseos solo para hacerte vivir en tu muerte el infierno de tu vida.

El sueño de la razón produce monstruos - Mirando un papel

Aquí copio y pego mi "trabajo" para el concurso filosófico de El sueño de la razón produce monstruos. Todo lo demás, es metaliterario, y no pertenece al dominio de este blog.


El sueño de la razón produce monstruos
Lema: Mirando un papel

Como ya deben haberse imaginado ustedes, queridos lectores míos, trataré de descubrir qué nos muestra el grabado de Francisco Goya. El título de este será tema discutido, sin duda, en esta redacción, debido a su profundo y no demasiado aparente significado. La imagen será menos discutida, puesto que la percepción es complicada y los detalles que el autor pudo haber colocado de forma inintencionada pueden llevar a conclusiones o cuestiones mal encaminadas. Lo que está claro en esta es que, ciertos animales de aspecto fantasmagórico y miradas terribles, casi ridículas, observan desde la parte posterior de un hombre, el cual aparenta haberse dormido mientras escribía, aventuro que quizá pensando en algo.

Me resulta llamativa esa disposición espacial de estos titulados monstruos. En especial, lo hace ese gato negro justo en el centro, que está agazapado como si estuviera apunto de abalanzarse sobre el incauto observador, o acaso conspirando para derrocar la tiranía de su cruel amo. Ninguno de ellos amenaza al soñador al que acuden desde la nada, sino a nosotros ¡Qué les habremos hecho! ¿No es, por tanto y según la imagen, el sueño de la razón una amenaza para el mundo? También resulta curioso que esa amenaza sean animales pertenecientes a la naturaleza, y no a una quimera humana como podrían haberlo sido acertando más a la imagen de monstruo contemporánea. Así pues, que la naturaleza es una amenaza para el hombre cuando la razón descansa es una de las posibles interpretaciones de la imagen, hasta el momento. Esto nos hace pensar en la tecnología, de alguna forma, y en ciertas reflexiones que algunos alarmistas hacen acerca de sus posibles consecuencias, tal es el caso del LHC, por ejemplo, o diversos estudios psicológicos que puedan revelar detalles que puedan ser usados de forma escabrosa y ridícula.

Tratemos ahora el título, cosa que ya he deseado pero no he hecho, soy bueno y he decidido respetar la estructura de la redacción. Voy a extenderme más en esta parte, perdonen si me desvío demasiado, al menos sean mis esclavos hasta el final del texto ya que yo soy el suyo durante al menos dos folios.

El enunciado “El sueño de la razón produce monstruos” no tardará en aparecer mientras duermo, sin embargo la ambigüedad a la que puede dar pie la palabra sueño me está quitando horas de ese descanso que se llevaría, luego no se preocupen por mi salud. Un sueño, en la actualidad, es la impresión mental que queda después de haber dormido, o una ambición que se tiene. He aquí uno de mis problemas: que el término haya podido haber agregado ese segundo significado con la aparición de la tesis del Dr. Freud, posteriores a la creación del grabado y sin duda anteriores a la actualidad. Esto puede estar causando la siguiente posible malinterpretación: que sea la ambición de la razón la que produzca tales monstruos. Entonces, la siguiente interpretación es razonable: que aquello que desea la razón, que no es otra cosa que la verdad, haga que la naturaleza se vuelva amenazante. Un pequeño recordatorio, para que no quede obviado: solo se puede desear algo que no se posee, por definición. Así pues, aquel que busque la verdad acabará viendo algo, como es la naturaleza, que normalmente no está considerada como algo terrible, como tal. Por contra, aquel que crea haber encontrado la verdad, quizá sea ignorante pero será feliz, al menos según ellos mismos. Tengo cierta incapacidad para comprender esto, pues felicidad se me presenta como un término algo disperso. Debe ser que no pienso poseer la verdad, y no soy capaz de ver como ellos. Deben ser esos monstruos terribles al acecho lo que veo, pero no lo aparentan. Quizá tengan cierto empeño en pensar que yo los veo, esto será un monstruo de los que veo para ellos igualmente. Una posición difícil, si no me la he inventado (o igual lo he hecho y he acertado).

Si esta acepción de sueño es la correcta, comportaría entonces que Goya fue un antecedente de teorías freudianas y del surrealismo. Quizá estas se fueran calentando en la sociedad hasta que Freud hizo que hirvieran (peligrosa metáfora). Es posible que esas ideas estuvieran latentes o presentes de forma sutil hasta que Freud acabó por extenderlas. No lo sé.

Y aún se me ocurre otra más, aunque esta deja un poco de lado la representación gráfica y la reflexión hecha anteriormente, es decir, ahora esos monstruos serían simple metáfora representada. Entonces, ¿qué otro monstruo podría producir la búsqueda de la verdad? La tercera acepción de la palabra monstruo de un diccionario que conservo desde primaria dice así: “persona muy cruel o malvada”. Esto me trae a la cabeza una imagen, la del genio malvado, el cual se convirtió en ese monstruo en su búsqueda de la verdad, de alguna forma. En este momento el uso de la palabra sueño con ambigüedad tiene sentido. El muy tonto debió dormirse en los laureles (¿dónde si no?) mientras escudriñaba fuera de la cueva, con terribles consecuencias, pues debió quedar inmerso en algún laberinto freudiano.

Luego, básicamente, si el sueño de la razón produce monstruos, y si también los monstruos son malos y además seguimos usando la razón, entonces acabaremos rodeados de maldad, y si la maldad es mala, entonces acabaremos mal. Y si no queremos esto, si acaso es cierto, entonces o bien hacemos que el sueño de la razón deje de producir monstruos, o hacemos desaparecer a los monstruos, o dejamos de usar la razón, o incluso podemos hacer que los monstruos dejen de ser malos.

Finalmente, queda la duda sobre la certeza de alguna de las afirmaciones, claro que para saberlo tendríamos que ser investigadores de campo, con nuestras herramientas, campamento y metodología, además de mucho tiempo por delante. Y luego, aun así, podríamos estar equivocados. ¿Qué garantía hay de que uno esta ante la verdad cuando de ciencia se trata? ¿Y cuando no? ¿No es más dudoso aquello que ni siquiera proviene de los sentidos? Por tanto, todas mis ocurrencias anteriores no dejan de ser eso precisamente, una pérdida de tiempo para todo el mundo. Lo mismo se aplica al trabajo de mis compañeros, la mayoría de los cuales no sabía por donde empezar a escribir. Les dieron una imagen para que reflexionaran sobre ella. ¿Cómo se puede reflexionar sobre una imagen? Si hasta la propia palabra refleja su falsedad, imagen, apariencia. Lo mismo que nada. Quizá si sea posible reflexionar sobre un tema que evoque cierta imagen, pero para emitir algún juicio tendrían que ser científicos, exactamente como dije antes, y tendrían que demostrar que aquello dicho sea cierto. De lo contrario, carece de valor. ¿Para qué sirve una hipótesis que no será comprobada nunca? ¿Y una pregunta al vacío que ni siquiera uno mismo se molestará en contestar?

Les diré, llanamente, qué muestra el grabado de Goya El sueño de la razón produce monstruos. Nada más ni nada menos que el grabado de Goya El sueño de la razón produce monstruos. Pues lo mismo que si hubiera sido El hijo del hombre de René Magritte, al cual hago referencia por ningún motivo en concreto. Sencillamente hubiera sido mejor que montaran un taller literario. Emulen un ensayo filosófico, o hagan el ridículo en dos folios hubiera sido un título más apropiado. Lo hubiese hecho con el mismo gusto con el que voy a clase, a la cual voy todas las mañanas sabiendo que aprenderé algo nuevo antes de acostarme. Si ya lo dicen, el saber no ocupa lugar.

Sin - NIN - Lyrics traducidas



Español (interpretado):
Tú me das el motivo.
Tú me cedes el poder.
Yo te doy di mi pureza
y mi pureza me robaste.
¿Crees que no me di cuenta del trato?
¿Soy demasiado estúpido para verlo?
Incienso barato, sudor viejo y mentiras mentiras y más mentiras

[Estribillo:]
Esto viene siendo así:
Tu beso.
Tu puño.
y tu presión
se mete debajo de mi piel.
Dentro de ella
entra en el reino de mi pecado.

Tú me haces enfadar.
Tú me pones nervioso.
Carga mi pena.
Mientras me dan lo que merezco.
Solo soy un modelo de desgraciado
a ser desfigurado.
Tu necesidad por mi ha desaparecido
y si yo no puedo tenerlo todo entonces déjame morderte.

[Estribillo]


Inglés (original):
You give me the reason.
You give me control.
I gave you my Purity.
My Purity you stole.
Did you think I wouldn't recognize this compromise.
Am I just too stupid to realize.
Stale incense old sweat and lies lies lies

[Chorus:]
It comes down to this.
Your kiss.
Your fist.
And your strain.
It gets under my skin.
Within.
Take in the extent of my sin

You give me the anger.
You give me the nerve.
Carry out my sentence.
While I get what I deserve.
I'm just an effigy to be disgraced.
To be defaced.
Your need for me has been replaced.
And if I can't have everything well then just give me a taste.

[Chorus]

El sibarita sin dama

Es triste como esta mansión, a lo largo de los años, ha ido perdiendo su vida, desapareciendo en su resplandor, haciéndose vieja, apagó todo lo que era. Ya no veo en sus pasillos el placer que veía antes, cuando estaba lleno de cositas alegres. Tremendas estancias dedicadas a su consagración, mi vida y la de los otros, a los que yo arrastré con el dinero. Ahora soy ya muy viejo y mi futuro esta claro, y por eso mi pasado ya no importa a nadie. Debo mi vida a los que cuidan de mí. Desearía yo que no lo hicieran, sin embargo, no quieren matarme. Mis arrugas deben imponerles hasta eso. Estuve condenado a muerte desde el día que nací, y nunca nadie me lo dijo. Vivía como si todo importara demasiado. Ahora veo que no había conseguido ser feliz psíquicamente. Por supuesto, me consagré al placer delictivo. Eso es todo lo que me queda ahora. Un espectro, un recuerdo. Como este sitio. El sol, afuera, es culpable de mi dolor. Si tan solo hubiese tenido él un poco más de masa, no existiría humano alguno. Y ya se sabe, sin conciencia, no hay pena. Temo, sin embargo, que sé muy bien de mi situación actual, y por eso es pesar. Fui rico al nacer. Fui rico al crecer. Y hasta seré rico al morir. No sé quién se llevará mi dinero, pero se que me importa poco. No dejo herederos. O al menos, eso es lo que sería de esperar. En esta época, mucha gente vive con las máquinas. Mas yo, cuando las veo, actuando esclavas, no puedo sino repudiarlo. Es asqueroso. Bueno, y así es como acabé en mi particular Xanadu, cuidado por uno robot bastante eficiente.

No me deja ni a sol ni a sombra. Mi vida depende de él, y como sabe que no quiero vivir más, está preparado para darme una paliza si hace falta. Maldita tecnología. No hay forma de engañarlo. Puesto que no registra ninguna de mis acciones, no es un peligro para mi privacidad, y no hay ningún otro medio legal por el cual pueda librarme de él. Tampoco tengo fuerza para darle un merecidísimo puntapié, pero, si la tuviera, supongo que enviarían otro robot preparado para aguantarme. Es un buen sistema médico este en que el aparentemente democrático y libre sistema me tiene preso. Todo y que no haya muros, no puedo abandonar mi hogar. Y el humano no es capaz de esconderse ya en ningún lugar de la Tierra. En nombre de nuestra seguridad, y la gente que se perdía en los montes, de los desaparecidos, y de otros peligros terribles, se instaló a cada recién nacido un chip de localización. En el cerebro. Leen nuestras ondas, nuestras constantes vitales, nuestro todo. Su extracción, provocaría la muerte. Bah, es mentira, ya lo comprobé. Es complicado engañar al chip para que crea que lo sigues llevando puesto, pero una vez que está todo planeado, todo está hecho. Los cacheos ya no existen. Saben si has podido comprar algo indebido para tu vida o no, basándose en el chip. Lo demás ya les parece estúpido e innecesario.

La silla de ruedas es cómoda, al menos, y me evita las fatigas del remoto pasado, tiempos en los cuales los viejos todavía tenían que usar sus propios músculos. Todo esta acolchado en este mundo. Me paso los días observando lo que ya no puedo disfrutar. El lujo pasado. Nunca fui realmente consciente de todos los kilos de oro y de todos los rincones escondidos de este desolado paraíso en que "vivimos" yo y el robot. Las horas muertas, mirando los tomos de los libros, son ominosas. Ohh, vivo sin vivir en mí. La definición de enfermedad es demasiado amplia. Poca gente protesta. Supongo que yo, que no tuve que mover nunca un dedo, tenía mucho tiempo para pensar. Anduve por las sendas viejas y anticuadas, palabras con connotaciones negativísimas, de la ciencia del todo, de la filosofía. Aquí cada uno se ocupa de trabajar, y ya está. Son máquinas de ocio. Tampoco protesté yo nunca, lo tenía todo. No tenemos conciencia de egoísmo, o no de un buen egoísmo, nos mata, poco a poco. Odio este mundo. Cuando me levanté esta mañana, me vi muy mal en el espejo, con una imagen de mí mismo pasada en mente. Vi la crueldad del mundo comparando ambas imágenes. En ese instante, odiaba la juventud. Nada. Yo tenía que morir. Mi tiempo había acabado ya. No había nada que hacer, pero ¡no podía hacer nada! Mi impotencia era terrible. En ambos sentidos.

Es bien sabido que un viejo malnacido, sigue siendo eso precisamente. Y yo peco de saber unos cuantos trucos. Estiro mis piernas y le miro. Los hacen con forma humanoide, con su piel de acero a relucir. Son un poco intimidantes estos cacharros, la verdad. La altura de las escaleras sería suficiente para matarme. Si lo hago de improviso, quizá no se de cuenta… Me abalanzo con toda la rapidez que el paso de los años me permite contra la ornada barandilla, y con la mayor determinación posible del mundo a morir justo al saltarla. Sin embargo, al parecer, mi hora no llega todavía. Observo en mi pequeña carrera como mi compañero de batallas metálico me apresa con sus brazos.

-¡Maldito trozo de chatarra inútil! Déjame morir, ya no quiero vivir, mátame, estúpido. ¡Ojalá te oxidases, pedazo de mierda hedionda, residuo de la tecnología! – Grité furioso, al autómata.

-Señor O. Grinder, yo debo protegerle por su bien. Su enfermedad le impide ver la realidad tal y como es. Comprenda nuestro comportamiento. No podemos dejar, en pro de su libertad, que usted se deje llevar por un período mental enajenado transitorio. Le ruego su colaboración y paciencia para una pronta recuperación.

Su respuesta me hizo enfurecer más de lo debido. Sobrepasaba el límite ya de lo decente. Y me había dado cuenta de un pequeño detalle. Sus datos se basaban en el chip también. Seguía al chip, no a mí. ¿Hasta ese punto era de inútil? Pues en seguida lo veríamos. Saco el chip del bolsillo y se lo coloco a él en uno de sus recovecos.

-Vamos, trasto inútil. ¿Qué te parece esto ahora? Vamos, encuéntrame si puedes, ¿no?

Su reacción, un poco extraña. Se ha parado unos segundos, sin decir nada, como si no supiese como reaccionar. Quién sabe qué está ocurriendo en su procesador. Y así se ha quedado. Increíble. No estaba programado para algo tan extraño como que el sujeto al que debía proteger estuviese dentro de sus propias coordenadas. Colapsado. Lo empujo al suelo, triunfante. El triunfo de la inteligencia, sobre otra inteligencia. Bueno, y ahora, ¡libertad! ¿Y qué otra cosa se puede hacer con la libertad sino elegir cómo se va a morir? Y eso pretendo. Encuentro una cuerda en una de las estancias, después de una búsqueda. Perfecto. En unos minutos, todo habrá acabado. La ato a la escalera, y hago un nudo de horca. Me la coloco alrededor del cuello, y sin pensar mucho, salto al vacío que se presenta delante de mí. En mi frente ahora queda la entrada principal de este estúpido edificio maldito. Los segundos pasan despacio, el aire me falta, el cuello me quema, la rigidez dolorosa me embarga. Oigo unos débiles pasos. Se abre la puerta. Demasiado tarde, ¡ya no me encontraréis!

-¿Señor Grinder? He venido a verle, pensé después de todo estos años que estaría muy solo… ¿está aquí? – Entonces, sus ojos me encuentran, con tristeza y asombro. Grita de espanto. No puedo ya resistirme, qué más da. Así son las mujeres jóvenes… siempre tarde. Mi vida ya es finita, y la gravedad de mi cuerpo lo muestra.



VALORACIONES DEL JURADO

Apostle
Una sensación amarga me recorre el cuerpo al finalizar este relato. No me gusta en absoluto acabar así los textos, pero reconozco que es un tipo de satisfacción… porque realmente me gustaría ver muchos como él. El texto cumple, a su manera, con lo prometido y además lo hace de manera feliz, socarrona y efectiva. Bien narrado, dosificando el ritmo y la intensidad, como una melodía coherente. No pretende demostrar nada, no hace alarde de técnica, se limita a servirse de ella para disfrutar. El viejo hace gracia, te imaginas a una especie de Hemingway cascarrabias que resulta convincente en su lucha con su asistente de hojalata. De principio a fin denota una alegría, una sencillez y humildad que esconden a todas luces un dominio y un talento rotundo del medio. Chapeau.

Puntuación: 9,2


Lobo Estepario
Faltan tildes, de las escandalosas. Hay alguna cosilla que rechina mucho (como lo de "ohh"). Pero te voy a dar una buena puntuación porque es el relato que más me ha gustado. Y qué más voy a decir, que yo soy el de las hostias y la fama hay que cultivarla: resumo los comentarios positivos mediante una puntuación alta; felicidades.

Puntuación: 9


Klautz
Inteligencia: 7,5
Me gusta la idea que se redondea después de la mitad. Deja flotando el dilema de la eutanasia. Como se resuelve el tema del robot y la aparición de la joven también son buenos puntos. Pero la primera mitad es algo repetitiva y densa.

Constitución: 7
La construcción de los tres primeros enormes párrafos necesita una buena revisión. La primera oración, por ejemplo, termina de un modo extraño en los tiempos con el "apagó todo lo que era". Supongo que falta un se al principio. Además estos párrafos no tiene unidad. Convendría algún que otro punto aparte.
Como antes me parece mejor la segunda mitad.

Fuerza: 7
Para que el lector se sienta más inmiscuido con la historia hubiera sido interesante que se trabajara un poco más el porqué en esa sociedad no se permite morir. El párrafo: "-Señor O. Grinder, yo debo protegerle por su bien. Su enfermedad le impide ver la realidad tal y como es. Comprenda nuestro comportamiento. No podemos dejar, en pro de su libertad, que usted se deje llevar por un período mental enajenado transitorio. Le ruego su colaboración y paciencia para una pronta recuperación." Es una reflexión interesante a la que le falta ampliar el contexto.

Carisma: 7,16
Este cuento me ha gustado por sus buenas intenciones. Podría haber tenido un mejor puntaje (éste ya es bueno), si hubieras meditado más la primera parte.


REY_CARMESÍ
Me he perdido un poco en las disquisiciones del viejo, supongo que porque está desquiciado y yo algo menos. También tengo que hacer un esfuerzo para convencerme de que la historia funciona, de que una empresa de tecnología construye al robot vulnerable a una treta tan poco sutil y que un abuelo se lanza por un hueco de escalera con una soga al cuello y no muere de forma instantánea al partírsele el cuello. Eliminando eso, nos queda un relato curioso, un tanto excéntrico de forma y de fondo. Confesaré que me ha hecho gracia en dos o tres puntos.

Nota. 6,25.


Rhaenys
La verdad es que tu título me ha intrigado mucho, pero leyendo el relato no acababa de encontrar la relación entre uno y otro. Es un título un poco surrealista, y el relato a ratos también me lo ha parecido. Quizás por la forma extraña de algunas frases, o por los derroteros que toman los pensamientos del protagonista, a ratos filósofo y a ratos niño con rabieta (me ha hecho gracia lo de darle una patada al robot). La idea en sí del robot guardián no me parece en exceso original (ya empezamos a oír hablar de estos chismes), pero tampoco es al final el centro del relato, más bien la excusa. Seguimos al anciano en sus reflexiones y en sus triquiñuelas, y el desenlace final tiene un tinte de humor, que le acerca a la comedia negra. No me ha disgustado, aunque la composición es a ratos un poco caótica, y hay que superar la frase inicial, que es posiblemente lo que menos me convence del relato.

Puntuación: 6,5


PUNTUACIÓN MEDIA: 7,62

EPIC

(22:44) Dark Small: facu, te presento a murdock
(22:45) Get up in the mo: Cuanto tiempo facu
(22:45) Get up in the mo: como va
(22:45) Facu ^o) - Just pa: Hola...
(22:45) Facu ^o) - Just pa: Se supone que tengo que agregar tu nueva dirección Mur?
(22:45) Dark Small: nah, no es su nueva direccion, usa las dos
(22:45) Get up in the mo: Vale, agrega
(22:45) Get up in the mo: aunque sigo usando murdock
(22:46) Facu ^o) - Just pa: Mierda, tengo que agradecerle a ustedes mi cambio repentino.
(22:46) Facu ^o) - Just paying attention... está conectado
(22:46) Facu ^o) - Just pa: Desde esa partida de ocultismo que estaba a punto de dirigir cambiaron mucho las cosas.
(22:46) Dark Small: me siento culpable xDD
(22:46) Dark Small: llorare por las noches
(22:46) Get up in the mo: Que sucedio?
(22:47) Facu ^o) - Just pa: Me volví aspirante a brujo.
(22:48) Facu ^o) - Just pa: Ya se pueden dar una idea del cambio que tengo con decirles que no uso más monjes en los juegos.
(22:48) Facu ^o) - Just pa: Es más, cualquier clase guerrera me parece una perdida de tiempo.
(22:48) Get up in the mo: A que se debe ese cambio?
(22:49) Facu ^o) - Just pa: Lectura supongo.
(22:49) Dark Small: *me empieza 2h de filosofia, luego empieza a hablar de psicologia y acaba hablando de educacion
(22:49) Facu ^o) - Just pa: Mucha mierda acerca de la magia de los años 50, de cacería de brujas, de exorcismo. Parapsicología.
(22:49) Facu ^o) - Just pa: Influencia de Hellblazer, The Mentalist.
(22:50) Facu ^o) - Just pa: No se... perdí todas mis facultades físicas... Es como si todo lo que me gustaba representar ahora se puede ir por el inodoro.
(22:50) Dark Small: es bueno romper con el pasado
(22:50) Dark Small: reactiva la mente
(22:50) Get up in the mo: Pero
(22:50) Get up in the mo: ya no haces artes marciales ni nada?
(22:50) Facu ^o) - Just pa: No :-O.
(22:50) Facu ^o) - Just pa: No hago una mierda.
(22:50) Facu ^o) - Just pa: Hago atletismo para la escuela.
(22:50) Facu ^o) - Just pa: Es que me mude también.
(22:51) Facu ^o) - Just pa: Y donde estoy ni siquiera tengo eso del karate.
(22:51) Dark Small: y que ha pasado
(22:51) Dark Small: con aquello de entrar en inteligencia?
(22:52) Facu ^o) - Just pa: No, también eso.
(22:52) Facu ^o) - Just pa: Todo a la mierda.
(22:52) Facu ^o) - Just pa: Para colmo ahora se me da por tratar mal a la gente.
(22:52) Facu ^o) - Just pa: Soy más sarcástico, irónico que antes.
(22:52) Dark Small: eh xDDD
(22:52) Dark Small: eso me lo has copiado
(22:52) Dark Small: reclamo derechos de autor
(22:52) Facu ^o) - Just pa: Un completo pajero se diría por aca.
(22:53) Facu ^o) - Just pa: La gente me cuenta sus problemas y yo estoy pensando en chupetines.
(22:53) Facu ^o) - Just pa: A la mierda el idealismo y la educación y todo eso.
(22:54) Dark Small: hmm, chupetines
(22:54) Dark Small: tambien mandaste a la mierda internet?
(22:55) Facu ^o) - Just pa: Cable, Internet...
(22:55) Facu ^o) - Just pa: Si.
(22:55) Facu ^o) - Just pa: Pero la biblioteca no tiene el Grimorium Vermus, así que lo voy a tener que leer por Internet.
(22:55) Facu ^o) - Just pa: Es una guía de cada demonio del submundo.
(22:55) Dark Small: buah
(22:56) Facu ^o) - Just pa: Creía que solo era Satan.
(22:56) Get up in the mo: pero cuantos hay
(22:57) Dark Small: yo tengo un amigo que encontro una copia del necronomicon verdadero
(22:57) Dark Small: no es un mito
(22:57) Facu ^o) - Just pa: O tu amigo es ingenuo o es un mentiroso.
(22:58) Facu ^o) - Just pa: El Necronomicón existe solo para la literatura de Lovecraft.
(22:58) Facu ^o) - Just pa: Puede que haya otro libro de igual características, pero no se llama necronomicón.
(22:58) Dark Small: aha
(22:58) Dark Small: pero dime una cosa facu
(22:58) Dark Small: que pruebas tienes de la existencia de un demonio, por ejemplo
(22:58) Facu ^o) - Just pa: A mi me tomo toda una semana entender una puta frase en latín.
(22:58) Facu ^o) - Just pa: La magia, los demonios, Dios y los angeles, toda esa mierda no existe.
(22:59) Facu ^o) - Just pa: Solo existe porque hay suficientes personas que creen en ella.
(22:59) Facu ^o) - Just pa: Uno lo hace real.
(22:59) Dark Small: bien xDDD
(22:59) Get up in the mo: pero
(22:59) Get up in the mo: que es eso de la magia?
(22:59) Facu ^o) - Just pa: Todos tenemos magia adentro, que se activa con sugestión. Si una persona es experta en esto, puede utilizar la magia a su antojo.
(22:59) Facu ^o) - Just pa: Magia... magia negra. No abra cadabra suculum bumbum...
(23:00) Get up in the mo: magia negra?
(23:00) Facu ^o) - Just pa: Si... es una institución a
(23:00) Facu ^o) - Just pa: Es una institución aún más antigua que la religión.
(23:00) Facu ^o) - Just pa: O sea, si no crees en ella, no te puede hacer nada. Pero los fenómenos de la sugestión son los que la activan.
(23:00) Facu ^o) - Just pa: Un mago es solo una persona optimista, de mucha paciencia y una fe muy fuerte.
(23:01) Get up in the mo: pero, y que tiene de util
(23:01) Get up in the mo: puedes lanzar bolas de fuego, o algo asi
(23:01) Facu ^o) - Just pa: No Murdock, nunca...
(23:01) Facu ^o) - Just pa: Pero podes hacer creer a un hombre que le estás lanzando una bola de fuego.
(23:02) Facu ^o) - Just pa: Entonces... para él... le estás lanzando una bola de fuego.
(23:02) Dark Small: yo creo que la creencia tendria que ser muy fuerte para eso
(23:02) Dark Small: el efecto placebo es limitado aunque sea influyente
(23:02) Get up in the mo: Ajá
(23:03) Facu ^o) - Just pa: Por supuesto. Pero no solo cuenta la influencia propia, sino también la del mago.
(23:03) Facu ^o) - Just pa: Toda esa mierda de las velas y los círculos de poder es para hacer que el mago se lo crea.
(23:03) Facu ^o) - Just pa: Eso te da poder.
(23:03) Facu ^o) - Just pa: Y realmente es milagroso.
(23:04) Facu ^o) - Just pa: Todos nacemos con la facultad de hacer magia... de curar enfermos, de cerrar heridas, de provocarlas y demás...
(23:04) Facu ^o) - Just pa: Ya sea fisicamente como los médicos o espiritualmente como los curanderos.
(23:04) Facu ^o) - Just pa: Es tan cierto que la mente maneja el cuerpo... entonces un mago sería un experto en el uso de la mente.
(23:04) Dark Small: hmm
(23:04) Facu ^o) - Just pa: Tanto así que puede curar fiebres, o provocarlas.
(23:05) Dark Small: luego si yo creyese mucho en dios, dios existiria xD
(23:05) Facu ^o) - Just pa: Así es.
(23:05) Facu ^o) - Just pa: Es increible... pero así es...
(23:05) Facu ^o) - Just pa: Y hasta podes verlo, parlparlo, sentirlo.
(23:05) Facu ^o) - Just pa: Para vos es real y puede hacer lo que vos quieras.
(23:06) Dark Small: ni con sueños lucidos he conseguido yo eso
(23:06) Get up in the mo: yo si
(23:06) Get up in the mo: son los petas
(23:06) Get up in the mo: pero no lo que yo queria
(23:06) Get up in the mo: bueno aveces
(23:07) Facu ^o) - Just pa: En fin, la magia es un asunto complicado. Y habiendo tantos putos estudios sobre demonología y demás, me cuesta creer que haya cosas irreales en eso.
(23:07) Facu ^o) - Just pa: O sea, hay demasiados casos de exorcismo y con características tan parecidas que me siento atraído hacia la teología.
(23:07) Dark Small: xDD
(23:07) Get up in the mo: metete en la iglesia ed exorcista
(23:08) Get up in the mo: siguen dando puestos de trabajo
(23:08) Dark Small: eso no prueba la existencia del fenomeno si lo creo existe
(23:08) Dark Small: y ademas, no por muchas veces que se repita una mentira por el motivo que sea es cierta
(23:09) Facu ^o) - Just pa: No... la ciencia, el fundamentalista es tan opuesto del mago como vos Dark a un luchador de Greenpeace.
(23:09) Facu ^o) - Just pa: No no, no digo que sea cierta.
(23:09) Facu ^o) - Just pa: Pero si la sugestión (o los demonios) pueden hacer algo así a una persona.
(23:09) Facu ^o) - Just pa: Mierda... por qué yo no?
(23:09) Dark Small: y pueden acaso?
(23:09) Dark Small: yo no he visto a nadie desintegrarse todavia
(23:09) Dark Small: por pensar que se iba a desintegrar
(23:09) Get up in the mo: que es un demonio?
(23:10) Dark Small: es mas
(23:10) Dark Small: eso no destruye a nadie
(23:10) Dark Small: aunque piense que se ha desintegrado
(23:10) Dark Small: al final se dara cuenta de que no xDD
(23:10) Get up in the mo: Acaso un demonio, segun san agustin, no es mas que la representacion parabolistica de la maldad, hecho para ser explicada al pueblo?
(23:10) Dark Small: y no creo que tenga un retraso mental tan grande como para no hacerlo
(23:10) Dark Small: san agustin me chupa el pene
(23:11) Get up in the mo: A mi me da igual, ni siquiera soy cristiano XDD
(23:11) Facu ^o) - Just pa: No, lo insume en un estado mental donde le da mucho poder. Tanto mentalmente puede influir en sus oponentes de una manera devastadora. También le dan mucha fuerza, casi sobrehumana. Así que si la creencia en demonios puede hacer una cosa así.
(23:11) Facu ^o) - Just pa: Es que no pasa por si existe o no, pasa por lo que uno cree.
(23:11) Get up in the mo: que sentido tiene creer en algo que no existe, o de lo que tienes certeza de que no puede existir
(23:12) Facu ^o) - Just pa: Y el exorcismo está tan comprobado como ciertos teoremas físicos. No se puede demostrar el efecto que una bala de 7,80 mm haría en una persona corriendo a 20 km/h.
(23:12) Get up in the mo: si la magia no es cientifica, no se que poder puede tener
(23:12) Facu ^o) - Just pa: Esas cosas no se pueden comprobar porque nadie las hace.
(23:12) Facu ^o) - Just pa: Lo mismo pasa con el exorcismo.
(23:12) Get up in the mo: porque por creer en Dios no voy expulsando muertos vivientes
(23:13) Get up in the mo: el exorcismo no es un fenomeno ni observable, ni repetible, por lo tanto no es cientifico
(23:13) Facu ^o) - Just pa: En realidad no se trata de eso Murdock. La gente cree en algo, la gente tiene su propio mundo, diga lo que diga la biología.
(23:13) Facu ^o) - Just pa: Lo raro es que los científicos no nieguen la efectividad de la magia.
(23:13) Facu ^o) - Just pa: Ese es el problema.
(23:14) Facu ^o) - Just pa: La mente es tan desconcertante como acertada.
(23:14) Facu ^o) - Just pa: Y como a veces necesita hechos, a veces necesita fe.
(23:14) Dark Small: si XD
(23:14) Facu ^o) - Just pa: Si venis con la idea de que Dios no existe a una iglesia, quedate tranquilo que no va a existir.
(23:14) Facu ^o) - Just pa: Pero si crees firme en Dios, como si fuera el único bastón que te queda... pues...
(23:14) Facu ^o) - Just pa: Ahí tenes los curas y su sacrificio.
(23:15) Get up in the mo: El hecho de que crea que este hablando con lemures no significa que este hablando con lemures
(23:15) Facu ^o) - Just pa: Yo estoy tan alejado del cristianismo como se me permite, no soy un creyente, sin embargo reconozco que la fe despierta fenómenos en el humano que son inexplicables para la ciencia.
(23:15) Get up in the mo: porque los lemures no hablan, por lo tanto e simposible
(23:15) Dark Small: de hecho
(23:15) Dark Small: no
(23:15) Dark Small: nada observable escapa a la ciencia
So dainty
then tainty
child see
child do
take sea
or
peek-a-boo!!

Pruebas de la democrácia

1) Leer #5.
2) Morir de un infarto.
3) ???
4) Sociedad totalitarista.

Relucen las causas

http://meneame.net/story/cifra-jovenes-sin-formacion-profesional-ni-bachillerato-asciende

Y que sean muchos más.

Very very related lo que dice en el enlace de la noticia de menéame la ministra.

Mandamientos llamados paradójicos

  1. People are illogical, unreasonable, and self-centered.
    Love them anyway.
  2. If you do good, people will accuse you of selfish, ulterior motives.
    Do good anyway.
  3. If you are successful, you will win false friends and true enemies.
    Succeed anyway.
  4. The good you do today, will be forgotten tomorrow.
    Do good anyway.
  5. Honesty and frankness make you vulnerable.
    Be honest and frank anyway.
  6. The biggest men and women with the biggest ideas can be shot down by the smallest men and women with the smallest minds.
    Think big anyway.
  7. People favor underdogs, but follow only top dogs.
    Fight for a few underdogs anyway.
  8. What you spend years building may be destroyed overnight.
    Build anyway.
  9. People really need help, but may attack you if you do help them.
    Help people anyway.
  10. Give the world the best you have and you’ll get kicked in the teeth.
    Give the world the best you have anyway.


Teresa de Calcuta los siguió.
Cualquiera que posea la dote sabrá que hacer o no.

"Un niño de 11 años mata por celos a su madrastra con su propia pistola"

Jordan Anthony Brown, el chico de 11 años que ha matado a su madrastra. | AP

Un niño de 11 años de Pensilvania ha asesinado a la compañera sentimental de su padre, que estaba embarazada de 8 meses, a causa de los celos que sentía de su futuro hermanito, según ha informado la policía y los familiares de la víctima. La mujer, Kenzie Houk, tenía 26 años y estaba previsto que diera a luz de aquí a dos semanas.

De acuerdo con la familia, el chico, Jordan Anthony Brown, disparó a Houk cuando ésta se encontraba en su cama el pasado viernes a primera hora de la mañana. El pequeño utilizó su propia pistola, de un modelo infantil, y a continuación tomó como cada día el autobús para ir escuela acompañando a la hija de la mujer asesinada, de 8 años. El padre, identificado como Chris Brown, estaba trabajando.

"Es trágico. Estaban a punto de casarse. El chico estaba celoso", ha explicado al 'New York Daily News' un familiar que ha preferido guardar su anonimato. "Chris estaba dedicando mucha atención a Kenzie y al futuro bebe, y el niño se sentía muy mal".

La familia vivía en una granja situada en un pueblo llamado Wampum. La policía del condado ha informado de que el niño será procesado por homicidio, tanto de la madre, como del feto. En Pensilvania no existe una edad mínima para que un niño pueda ser juzgado como un adulto.

La noticia llega sólo un día después de que un niño de Arizona de 9 años se declarara culpable de haber asesinado a su padre y a un amigo de este. La edad mínima para que una persona sea juzgada como un adulto varía de estado a estado, y suele ser el juez quien tiene la última palabra para decidir si debe proceder a un juicio ordinario.

La coincidencia de ambas trágicas noticias en el tiempo ha reabierto el debate en el país sobre el uso de las armas, así como el de aumentar la edad mínima con la que un menor puede ser juzgado como si fuera un adulto..


God bless Amerca and u!

El método de composición

Por: Edgar Allan Poe

En una nota que en estos momentos tengo a la vista, Charles Dickens dice lo siguiente, refiriéndose a un análisis que efectué del mecanismo de Barnaby Rudge: "¿Saben, dicho sea de paso, que Godwin escribió su Caleb Williams al revés? Comenzó enmarañando la materia del segundo libro y luego, para componer el primero, pensó en los medios de justificar todo lo que había hecho".

Se me hace difícil creer que fuera ése precisamente el modo de composición de Godwin; por otra parte, lo que él mismo confiesa no está de acuerdo en manera alguna con la idea de Dickens. Pero el autor de Caleb Williams era un autor demasiado entendido para no percatarse de las ventajas que se pueden lograr con algún procedimiento semejante.

Si algo hay evidente es que un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Sólo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida.

Creo que existe un radical error en el método que se emplea por lo general para construir un cuento. Algunas veces, la historia nos proporciona una tesis; otras veces, el escritor se inspira en un caso contemporáneo o bien, en el mejor de los casos, se las arregla para combinar los hechos sorprendentes que han de tratar simplemente la base de su narración, proponiéndose introducir las descripciones, el diálogo o bien su comentario personal donde quiera que un resquicio en el tejido de la acción brinde la ocasión de hacerlo.

A mi modo de ver, la primera de todas las consideraciones debe ser la de un efecto que se pretende causar. Teniendo siempre a la vista la originalidad (porque se traiciona a sí mismo quien se atreve a prescindir de un medio de interés tan evidente), yo me digo, ante todo: entre los innumerables efectos o impresiones que es capaz de recibir el corazón, la inteligencia o, hablando en términos más generales, el alma, ¿cuál será el único que yo deba elegir en el caso presente?

Habiendo ya elegido un tema novelesco y, a continuación, un vigoroso efecto que producir, indago si vale más evidenciarlo mediante los incidentes o bien el tono o bien por los incidentes vulgares y un tono particular o bien por una singularidad equivalente de tono y de incidentes; luego, busco a mi alrededor, o acaso mejor en mí mismo, las combinaciones de acontecimientos o de tomos que pueden ser más adecuados para crear el efecto en cuestión.

He pensado a menudo cuán interesante sería un artículo escrito por un autor que quisiera y que pudiera describir, paso a paso, la marcha progresiva seguida en cualquiera de sus obras hasta llegar al término definitivo de su realización.

Me sería imposible explicar por qué no se ha ofrecido nunca al público un trabajo semejante; pero quizá la vanidad de los autores haya sido la causa más poderosa que justifique esa laguna literaria. Muchos escritores, especialmente los poetas, prefieren dejar creer a la gente que escriben gracias a una especie de sutil frenesí o de intuición extática; experimentarían verdaderos escalofríos si tuvieran que permitir al público echar una ojeada tras el telón, para contemplar los trabajosos y vacilantes embriones de pensamientos. La verdadera decisión se adopta en el último momento, ¡a tanta idea entrevista!, a veces sólo como en un relámpago y que durante tanto tiempo se resiste a mostrarse a plena luz, el pensamiento plenamente maduro pero desechado por ser de índole inabordable, la elección prudente y los arrepentimientos, las dolorosas raspaduras y las interpolación. Es, en suma, los rodamientos y las cadenas, los artificios para los cambios de decoración, las escaleras y los escotillones, las plumas de gallo, el colorete, los lunares y todos los aceites que en el noventa y nueve por ciento de los casos son lo peculiar del histrión literario.

Por lo demás, no se me escapa que no es frecuente el caso en que un autor se halle en buena disposición para reemprender el camino por donde llegó a su desenlace.

Generalmente, las ideas surgieron mezcladas; luego fueron seguidas y finalmente olvidadas de la misma manera.

En cuanto a mí, no comparto la repugnancia de que acabo de hablar, ni encuentro la menor dificultad en recordar la marcha progresiva de todas mis composiciones. Puesto que el interés de este análisis o reconstrucción, que se ha considerado como un desiderátum en literatura, es enteramente independiente de cualquier supuesto ideal en lo analizado, no se me podrá censurar que salte a las conveniencias si revelo aquí el modus operandi con que logré construir una de mis obras. Escojo para ello El cuervo debido a que es la más conocida de todas. Consiste mi propósito en demostrar que ningún punto de la composición puede atribuirse a la intuición ni al azar; y que aquélla avanzó hacia su terminación, paso a paso, con la misma exactitud y la lógica rigurosa propias de un problema matemático.

Puesto que no responde directamente a la cuestión poética, prescindamos de la circunstancia, si lo prefieren, la necesidad, de que nació la intención de escribir un poema tal que satisficiera al propio tiempo el gusto popular y el gusto crítico.

Mi análisis comienza, por tanto, a partir de esa intención.

La consideración primordial fue ésta: la dimensión. Si una obra literaria es demasiado extensa para ser leída en una sola sesión, debemos resignarnos a quedar privados del efecto, soberanamente decisivo, de la unidad de impresión; porque cuando son necesarias dos sesiones se interponen entre ellas los asuntos del mundo, y todo lo que denominamos el conjunto o la totalidad queda destruido automáticamente. Pero, habida cuenta de que coeteris paribus, ningún poeta puede renunciar a todo lo que contribuye a servir su propósito, queda examinar si acaso hallaremos en la extensión alguna ventaja, cual fuere, que compense la pérdida de unidad aludida. Por el momento, respondo negativamente. Lo que solemos considerar un poema extenso en realidad no es más que una sucesión de poemas cortos, es decir, de efectos poéticos breves. Es inútil sostener que un poema no es tal sino en cuanto eleva el alma y te reporta una excitación intensa: por una necesidad psíquica, todas las excitaciones intensas son de corta duración. Por eso, al menos la mitad del "Paraíso perdido" no es más que pura prosa: hay en él una serie de excitaciones poéticas salpicadas inevitablemente de depresiones. En conjunto, la obra toda, a causa de su extensión excesiva, carece de aquel elemento artístico tan decisivamente importante: totalidad o unidad de efecto.

En lo que se refiere a las dimensiones hay, evidentemente, un límite positivo para todas las obras literarias: el límite de una sola sesión. Ciertamente, en ciertos géneros de prosa, como Robinson Crusoe, no se exige la unidad, por lo que aquel límite puede ser traspasado: sin embargo, nunca será conveniente traspasarlo en un poema. En el mismo límite, la extensión de un poema debe hallarse en relación matemática con el mérito del mismo, esto es, con la elevación o la excitación que comporta; dicho de otro modo, con la cantidad de auténtico efecto poético con que pueda impresionar las almas. Esta regla sólo tiene una condición restrictiva, a saber: que una relativa duración es absolutamente indispensable para causar un efecto, cualquiera que fuere.

Teniendo muy presentes en mí ánimo estas consideraciones, así como aquel grado de excitación que nos situaba por encima del gusto popular y por debajo del gusto crítico, concebí ante todo una idea sobre la extensión idónea para el poema proyectado: unos cien versos aproximadamente. En realidad cuenta exactamente ciento ocho.

Mi pensamiento se fijó seguidamente en la elevación de una impresión o de un efecto que causar. Aquí creo que conviene observar que, a través de este trabajo de construcción, tuve siempre presente la voluntad de lograr una obra universalmente apreciable.

Me alejaría demasiado de mi objeto inmediato presente si me entretuviese en demostrar un punto en que he insistido muchas veces: que lo bello es el único ámbito legítimo de la poesía. Con todo, diré unas palabras para presentar mi verdadero pensamiento, que algunos amigos míos se han apresurado demasiado a disimular. El placer a la vez más intenso, más elevado y más puro no se encuentra -según creo- más que en la contemplación de lo bello. Cuando los hombres hablan de belleza no entienden precisamente una cualidad, como se supone, sino una impresión: en suma, tienen presente la violenta y pura elevación del alma -no del intelecto ni del corazón- que ya he descrito y que resulta de la contemplación de lo bello. Ahora bien, yo considero la belleza como el ámbito de la poesía, porque es una regla evidente del arte que los efectos deben brotar necesariamente de causas directas, que los objetos deben ser alcanzados con los medios más apropiados para ello -ya que ningún hombre ha sido aún bastante necio para negar que la elevación singular de que estoy tratando se halle más fácilmente al alcance de la poesía. En cambio, el objeto verdad, o satisfacción del intelecto, y el objeto pasión, o excitación del corazón, son mucho más fáciles de alcanzar por medio de la prosa aunque, en cierta medida, queden también al alcance de la poesía.

En resumen, la verdad requiere una precisión, y la pasión una familiaridad (los hombres verdaderamente apasionados me comprenderán) radicalmente contrarias a aquella belleza, que no es sino la excitación -debo repetirlo- o el embriagador arrobamiento del alma.

De todo lo dicho hasta el presente no puede en modo alguno deducirse que la pasión ni la verdad no puedan ser introducidas en un poema, incluso con beneficio para éste; ya que pueden servir para aclarar o para potenciar el efecto global, como las disonancias por contraste. Pero el auténtico artista se esforzará siempre en reducirlas a un papel propicio al objeto principal que se pretenda, y además en rodearlas, tanto como pueda, de la nube de belleza que es atmósfera y esencia de la poesía. En consecuencia, considerando lo bello como mi terreno propio, me pregunté entonces: ¿cuál es el tono para su manifestación más alta? Éste había de ser el tema de mi siguiente meditación. Ahora bien, toda la experiencia humana coincide en que ese tono es el de la tristeza. Cualquiera que sea su parentesco, la belleza, en su desarrollo supremo, induce a las lágrimas, inevitablemente, a las almas sensibles. Así, pues, la melancolía es el más idóneo de los tonos poéticos.

Una vez determinados así la dimensión, el terreno y el tono de mi trabajo, me dediqué a la busca de alguna curiosidad artística e incitante, que pudiera actuar como clave en la construcción del poema: de algún eje sobre el que toda la máquina hubiera de girar; empleando para ello el sistema de la introducción ordinaria. Reflexionando detenidamente sobre todos los efectos de arte conocidos o, más propiamente, sobre todo los medios de efecto -entendiendo este término en su sentido escénico-, no podía escapárseme que ninguno había sido empleado con tanta frecuencia como el estribillo. La universalidad de éste bastaba para convencerme acerca de su intrínseco valor, evitándome la necesidad de someterlo a un análisis. En cualquier caso, yo no lo consideraba sino en cuanto susceptible de perfeccionamiento; y pronto advertí que se encontraba aún en un estado primitivo. Tal como habitualmente se emplea, el estribillo no sólo queda limitado a las composiciones líricas, sino que la fuerza de la impresión que debe causar depende del vigor de la monotonía en el sonido y en la idea. Solamente se logra el placer mediante la sensación de identidad o de repetición. Entonces yo resolví variar el efecto, con el fin de acrecentarlo, permaneciendo en general fiel a la monotonía del sonido, pero alterando continuamente el de la idea: es decir, me propuse causar una serie continua de efectos nuevos con una serie de variadas aplicaciones del estribillo, dejando que éste fuese casi siempre parecido.

Habiendo ya fijado estos puntos, me preocupé por la naturaleza de mi estribillo: puesto que su aplicación tenía que ser variada con frecuencia, era evidente que el estribillo en cuestión había de ser breve, pues hubiera sido una dificultad insuperable variar frecuentemente las aplicaciones de una frase un poco extensa. Por supuesto, la facilidad de variación estaría proporcionada a la brevedad de una frase. Ello me condujo seguidamente a adoptar como estribillo ideal una única palabra. Entonces me absorbió la cuestión sobre el carácter de aquella palabra. Habiendo decidido que habría un estribillo, la división del poema en estancias resultaba un corolario necesario, pues el estribillo constituye la conclusión de cada estrofa. No admitía duda para mí que semejante conclusión o término, para poseer fuerza, debía ser necesariamente sonora y susceptible de un énfasis prolongado: aquellas consideraciones me condujeron inevitablemente a la o larga, que es la vocal más sonora, asociada a la r, porque ésta es la consonante más vigorosa.

Ya tenía bien determinado el sonido del estribillo. A continuación era preciso elegir una palabra que lo contuviese y, al propio tiempo, estuviese en el acuerdo más armonioso posible con la melancolía que yo había adoptado como tono general del poema. En una búsqueda semejante, hubiera sido imposible no dar con la palabra nevermore (nunca más). En realidad, fue la primera que se me ocurrió.

El siguiente fue éste: ¿cual será el pretexto útil para emplear continuamente la palabra nevermore? Al advertir la dificultad que se me planteaba para hallar una razón válida de esa repetición continua, no dejé de observar que surgía tan sólo de que dicha palabra, repetida tan cerca y monótonamente, había de ser proferida por un ser humano: en resumen, la dificultad consistía en conciliar la monotonía aludida con el ejercicio de la razón en la criatura llamada a repetir la palabra. Surgió entonces la posibilidad de una criatura no razonable y, sin embargo, dotada de palabra: como lógico, lo primero que pensé fue un loro; sin embargo, éste fue reemplazado al punto por un cuervo, que también está dotado de palabra y además resulta infinitamente más acorde con el tono deseado en el poema.

Así, pues, había llegado por fin a la concepción de un cuervo. ¡El cuervo, ave de mal agüero!, repitiendo obstinadamente la palabra nevermore al final de cada estancia en un poema de tono melancólico y una extensión de unos cien versos aproximadamente. Entonces, sin perder de vista el superlativo o la perfección en todos los puntos, me pregunté: entre todos los temas melancólicos, ¿cuál lo es más, según lo entiende universalmente la humanidad? Respuesta inevitable: ¡la muerte! Y, ¿cuándo ese asunto, el más triste de todos, resulta ser también el más poético? Según lo ya explicado con bastante amplitud, la respuesta puede colegirse fácilmente: cuando se alíe íntimamente con la belleza. Luego la muerte de una mujer hermosa es, sin disputa de ninguna clase, el tema más poético del mundo; y queda igualmente fuera de duda que la boca más apta para desarrollar el tema es precisamente la del amante privado de su tesoro.

Tenía que combinar entonces aquellas dos ideas: un amante que llora a su amada perdida. Y un cuervo que repite continuamente la palabra nevermore. No sólo tenía que combinarlas, sino además variar cada vez la aplicación de la palabra que se repetía: pero el único medio posible para semejante combinación consistía en imaginar un cuervo que aplicase la palabra para responder a las preguntas del amante. Entonces me percaté de la facilidad que se me ofrecía para el efecto de que mi poema había de depender: es decir, el efecto que debía producirse mediante la variedad en la aplicación del estribillo.

Comprendí que podía hacer formular la primera pregunta por el amante, a la que respondería el cuervo: nevermore; que de esta primera pregunta podía hacer una especie de lugar común, de la segunda algo menos común, de la tercera algo menos común todavía, y así sucesivamente, hasta que por último el amante, arrancado de su indolencia por la índole melancólica de la palabra, su frecuente repetición y la fama siniestra del pájaro, se encontrase presa de una agitación supersticiosa y lanzase locamente preguntas del todo diversas, pero apasionadamente interesantes para su corazón: unas preguntas donde se diesen a medias la superstición y la singular desesperación que halla un placer en su propia tortura, no sólo por creer el amante en la índole profética o diabólica del ave (que, según le demuestra la razón, no hace más que repetir algo aprendido mecánicamente), sino por experimentar un placer inusitado al formularlas de aquel modo, recibiendo en el nevermore siempre esperado una herida reincidente, tanto más deliciosa por insoportable.

Viendo semejante facilidad que se me ofrecía o, mejor dicho, que se me imponía en el transcurso de mi trabajo, decidí primero la pregunta final, la pregunta definitiva, para la que el nevermore sería la última respuesta, a su vez: la más desesperada, llena de dolor y de horror que concebirse pueda.

Aquí puedo afirmar que mi poema había encontrado su comienzo por el fin, como debieran comenzar todas las obras de arte: entonces, precisamente en este punto de mis meditaciones, tomé por vez primera la pluma, para componer la siguiente estancia:


¡Profeta! Aire, ¡ente de mal agüero! ¡Ave o demonio, pero profeta siempre!
Por ese cielo tendido sobre nuestras cabezas, por ese Dios que ambos adoramos,
di a esta alma cargada de dolor si en el Paraíso lejano
podrá besar a una joven santa que los ángeles llaman Leonor,
besar a una preciosa y radiante joven que los ángeles llaman Leonor".
El cuervo dijo: "¡Nunca más!."


Sólo entonces escribí esta estancia: primero, para fijar el grado supremo y poder de este modo, más fácilmente, variar y graduar, según su gravedad y su importancia, las preguntas anteriores del amante; y en segundo término, para decidir definitivamente el ritmo, el metro, la extensión y la disposición general de la estrofa, así como graduar las que debieran anteceder, de modo que ninguna aventajase a ésta en su efecto rítmico. Si, en el trabajo de composición que debía subseguir, yo hubiera sido tan imprudente como para escribir estancias más vigorosas, me hubiera dedicado a debilitarlas, conscientemente y sin ninguna vacilación, de modo que no contrarrestasen el efecto de crescendo.

Podría decir también aquí algo sobre la versificación. Mi primer objeto era, como siempre, la originalidad. Una de las cosas que me resultan más inexplicables del mundo es cómo ha sido descuidada la originalidad en la versificación. Aun reconociendo que en el ritmo puro exista poca posibilidad de variación, es evidente que las variedades en materia de metro y estancia son infinitas: sin embargo, durante siglos, ningún hombre hizo nunca en versificación nada original, ni siquiera ha parecido desearlo.

Lo cierto es que la originalidad -exceptuando los espíritus de una fuerza insólita- no es en manera alguna, como suponen muchos, cuestión de instinto o de intuición. Por lo general, para encontrarla hay que buscarla trabajosamente; y aunque sea un positivo mérito de la más alta categoría, el espíritu de invención no participa tanto como el de negación para aportarnos los medios idóneos de alcanzarla.

Ni qué decir tiene que yo no pretendo haber sido original en el ritmo o en el metro de El cuervo. El primero es troqueo; el otro se compone de un verso octómetro acataléctico, alternando con un heptámetro cataléctico que, al repetirse, se convierte en estribillo en el quinto verso, y finaliza con un tetrámetro cataléctico. Para expresarme sin pedantería, los pies empleados, que son troqueos, consisten en una sílaba larga seguida de una breve; el primer verso de la estancia se compone de ocho pies de esa índole; el segundo, de siete y medio; el tercero, de ocho; el cuarto, de siete y medio; el quinto, también de siete y medio; el sexto, de tres y medio. Ahora bien, si se consideran aisladamente cada uno de esos versos habían sido ya empleados, de manera que la originalidad de El cuervo consiste en haberlos combinado en la misma estancia: hasta el presente no se había intentado nada que pudiera parecerse, ni siquiera de lejos, a semejante combinación. El efecto de esa combinación original se potencia mediante algunos otros efectos inusitados y absolutamente nuevos, obtenidos por una aplicación más amplia de la rima y de la aliteración.

El punto siguiente que considerar era el modo de establecer la comunicación entre el amante y el cuervo: el primer grado de la cuestión consistía, naturalmente, en el lugar. Pudiera parecer que debiese brotar espontáneamente la idea de una selva o de una llanura; pero siempre he estimado que para el efecto de un suceso aislado es absolutamente necesario un espacio estrecho: le presta el vigor que un marco añade a la pintura. Además, ofrece la ventaja moral indudable de concentrar la atención en un pequeño ámbito; ni que decir tiene que esta ventaja no debe confundirse con la que se obtenga de la mera unidad de lugar.

En consecuencia, decidí situar al amante en su habitación, en una habitación que había santificado con los recuerdos de la que había vivido allí. La habitación se describiría como ricamente amueblada: con objeto de satisfacer las ideas que ya expuse acerca de la belleza, en cuanto única tesis verdadera de la poesía.

Habiendo determinado así el lugar, era preciso introducir entonces el ave: la idea de que ésta penetrase por la ventana resultaba inevitable. Que al amante supusiera, en el primer momento, que el aleteo del pájaro contra el postigo fuese una llamada a su puerta era una idea brotada de mi deseo de aumentar la curiosidad del lector, obligándole a aguardar; pero también del deseo de colocar el efecto incidental de la puerta abierta de par en par por el amante, que no halla más que oscuridad, y que por ello puede adoptar en parte la ilusión de que el espíritu de su amada ha venido a llamar... Hice que la noche fuera tempestuosa, primero para explicar que el cuervo buscase la hospitalidad; también para crear el contraste con la serenidad material reinante en el interior de la habitación.

Así, también, hice posarse el ave sobre el busto de Palas para establecer el contraste entre su plumaje y el mármol. Se comprende que la idea del busto ha sido suscitada únicamente por el ave; que fuese precisamente un busto de Palas se debió en primer lugar a la relación íntima con la erudición del amante y en segundo término a causa de la propia sonoridad del nombre de Palas.

Hacia mediados del poema, exploté igualmente la fuerza del contraste con el objeto de profundizar la que sería la impresión final. Por eso, conferí a la entrada del cuervo un matiz fantástico, casi lindante con lo cómico, al menos hasta donde mi asunto lo permitía. El cuervo penetra con un tumultuoso aleteo.


No hizo ni la menor reverencia, no se detuvo, no vaciló ni un minuto;
pero con el aire de un señor o de una dama, colgóse sobre la puerta de mi habitación.


En las dos estancias siguientes, el propósito se manifiesta aun más:


Entonces aquel pájaro de ébano, que por la gravedad de su postura y la severidad
de su fisonomía inducía a mi triste imaginación a sonreír:
"Aunque tu cabeza", le dije, "no lleve ni capote ni cimera,
ciertamente no eres un cobarde, lúgubre y antiguo cuervo partido de las riberas de la noche.
¡Dime cuál es tu nombre señorial en las riberas de la noche plutónica".
El cuervo dijo: "¡Nunca más!".

Me maravilló que aquel desgraciado volátil entendiera tan fácilmente la palabra,
si bien su respuesta no tuvo mucho sentido y no me sirvió de mucho;
porque hemos de convenir en que nunca más fue dado a un hombre vivo
el ver a un ave encima de la puerta de su habitación,
a un ave o una bestia sobre un busto esculpido encima de la puerta de su habitación,
llamarse un nombre tal como "¡Nunca más!".


Preparado así el efecto del desenlace, me apresuro a abandonar el tono fingido y adoptar el serio, más profundo: este cambio de tono se inicia en el primer verso de la estancia que sigue a la que acabo de citar:


Mas el cuervo, posado solitariamente en el busto plácido, no profirió..., etc.


A partir de este momento, el amante ya no bromea; ya no ve nada ficticio en el comportamiento del ave. Habla de ella en los términos de una triste, desgraciada, siniestra, enjuta y augural ave de los tiempos antiguos y siente los ojos ardientes que le abrasan hasta el fondo del corazón. Esa transición de su pensamiento y esa imaginación del amante tienen como finalidad predisponer al lector a otras análogas, conduciendo el espíritu hacia una posición propicia para el desenlace, que sobrevendrá tan rápida y directamente como sea posible. Con el desenlace propiamente dicho, expresado en el jamás del cuervo en respuesta a la última pregunta del amante -¿encontrará a su amada en el otro mundo?-, puede considerarse concluido el poema en su fase más clara y natural, la de simple narración. Hasta el presente, todo se ha mantenido en los límites de lo explicable y lo real.

Un cuervo ha aprendido mecánicamente la única palabra jamás; habiendo huido de su propietario, la furia de la tempestad le obliga, a medianoche, a pedir refugio en una ventana donde aún brilla una luz: la ventana de un estudiante que, divertido por el incidente, le pregunta en broma su nombre, sin esperar respuesta. Pero el cuervo, al ser interrogado, responde con su palabra habitual, nunca más: palabra que inmediatamente suscita un eco melancólico en el corazón del estudiante; y éste, expresando en voz alta los pensamientos que aquella circunstancia le sugiere, se emociona ante la repetición del jamás. El estudiante se entrega a las suposiciones que el caso le inspira; mas el ardor del corazón humano no tarda en inclinarle a martirizarse, así mismo y también por una especie de superstición a formularle preguntas que la respuesta inevitable, el intolerable "nunca más", le proporcione la más horrible secuela de sufrimiento, en cuanto amante solitario. La narración en lo que he designado como su primera fase o fase natural, halla su conclusión precisamente en esa tendencia del corazón a la tortura, llevada hasta el último extremo: hasta aquí, no se ha mostrado nada que pase los límites de la realidad.

Pero, en los temas manejados de esta manera, por mucha que sea la habilidad del artista y mucho el lujo de incidentes con que se adornen, siempre quedan cierta rudeza y cierta desnudez que dañan la mirada de la persona sensible. Dos elementos se exigen eternamente: por una parte, cierta suma de complejidad, dicho con mayor propiedad, de combinación; por otra cierta cantidad de espíritu sugestivo, algo así como una vena subterránea de pensamiento, invisible e indefinido. Esta última cualidad es la que le confiere a la obra de arte el aire opulento que a menudo cometemos la estupidez de confundir con el ideal. Lo que transmuta en prosa -y prosa de la más baja estofa-, la pretendida poesía de los que se denominan trascendentalistas, es justamente el exceso en la expresión del sentido que sólo debe quedar insinuado, la manía de convertir la corriente subterránea de una obra en la otra corriente, visible en la superficie.

Convencido de ello, añadí las dos estancias que concluyen el poema, porque su calidad sugestiva había de penetrar en toda la narración antecedente. La corriente subterránea del pensamiento se muestra por primera vez en estos versos:


Arranca tu pico de mi corazón y precipita tu espectro lejos de mi puerta.
El cuervo dijo: "Nunca más".


Quiero subrayar que la expresión "de mi corazón" encierra la primera expresión poética. Estas palabras, con la correspondiente respuesta, jamás, disponen el espíritu a buscar un sentido moral en toda la narración que se ha desarrollado anteriormente.

Entonces el lector comienza a considerar el cuervo como un ser emblemático pero sólo en el último verso de la última estancia puede ver con nitidez la intención de hacer del cuervo el símbolo del recuerdo fúnebre y eterno.


Y el cuervo, inmutable, sigue instalado, siempre instalado
sobre el busto plácido de Palas, justo encima de la puerta de mi habitación;
y sus ojos parecen los ojos de un demonio que medita;
y la luz de la lámpara, que le chorrea encima, proyecta su sombra en el suelo;
y mi alma, fuera del círculo de aquella sombra que yace flotando en el suelo,
no podrá elevarse ya más, ¡nunca más!


1846